Última actualización 24/02/2023 por Dani Keral
Srinagar
En Srinagar hay metralletas. Muchas. Pero en este post no voy a sacar ninguna. De hecho esta va a ser la última vez que hable de ellas.
Pero de lo que sí que voy a hablar es del agua. Srinagar es agua. Es Dal lake y es montañas.
En esta zona de Kashmir o Cachemira, en el norte India, lugar de tensión militar actual con la vecina Pakistán (si es que no paran…), las montañas y el agua son los compañeros de cada día.
Son la vida y son el sustento, porque son la razón de que haya turismo, además de precio alto, por sus alrededores. Es el lugar donde algunos indios de poder adquisitivo más alto provenientes de Delhi, Bombay, Chenai u otra de las muchas grandes ciudades de India, van a esquiar o encontrar un poco de descanso de su frenético día a día.
Este post va a contar una historia que gira en torno a un mismo sitio, no muy grande, poco más de una decena de kilómetros cuadrados. En torno a él gira el día y el negocio de los indios kashmiris, gente con un talante algo distinto al de sus compatriotas de un poco más al sur. Más calmados y concienciados con el ambiente (los claxon aquí suenan bastante menos, por ejemplo) y, en su gran mayoría, barqueros de las shikaras, barcas similares a góndolas y dueños de los houseboats, pequeñas embarcaciones-casa amarradas en los penachos de tierra del lago herencia de la presencia británica (las utilizaban de casas de veraneo).
En el lago se hace prácticamente todo: se vive, se comercia, se vende…
En los bordes del lago la vegetación hace vibrar los ojos, gracias a varias zonas ajardinadas, procedentes de la época mogol. Esta es una de las actividades de ocio de los kashmiris de la zona: pasear por los jardines, hacerse fotos entre ellos y hacerse fotos a mansalva con los viajeros poco precavidos que dan sí en un inicio y se acaba convirtiendo en una larga sesión fotográfica…
La tranquilidad lo es todo aquí. Incluso hablando con un sencillo conductor de shikara : «la gente de India en general piensa que esto es peligroso por el conflicto… pero eso no es así, esto es tranquilísimo. El lago se respetó incluso en tiempo de más peligro». Y lo sufren, claro, menos gente, menos ganancia. Afortunadamente los extranjeros le vamos cogiendo el punto a esto de ir a zonas militarizadas…
Dos días perdiéndose por Srinagar y sus alrededores pueden dar mucho o poco, dependiendo de cuánto quieras relajarte y cuánto quieras relacionarte. En este caso dio para mucho, hasta la improvisada clase de guitarra a un kashmiri amante de los instrumentos que tenía dos guitarras en su casa pero no sabía tocar ni afinar ninguna… un poco de oído, quitar algo de polvo… y unos acordes básicos para acompañar la noche. El resto lo hicieron el té, las luces de los houseboats y los millones de mosquitos.
En definitiva… este ha sido un post tranquilo… casi aburrido, podría pensar alguien. Pero no, no es aburrido. Porque me ha salido como es Srinagar… y Srinagar esconde muchos colores y voces que muchos (al menos indios) temen encontrarse.
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🙂 ummm
🙂 mmmmm
De aburrido nada!!
p.d: amor total a tus fotos de colorinchis 🙂
jajajja, gracias Ori!!!!!
Entonces a día de hoy es seguro?
Hola Lydia, la zona de Cachemira siempre es de conflicto. Cuando yo estuve (en 2015) era la misma situación, más o menos, que hoy día y yo no tuve sensación de miedo en ningún momento (más allá de la militarización de la zona).