Instrucciones para no perder(se) la vida

– “No sabes la (jodida) envidia que me das.”

Yo mismo decía para mi interior esa frase cuando veía a gente cercana viajando sin cesar o, directamente, atreviéndose a soltar amarras y dedicarse a vivir viajando. 

La decía. Tiempo pretérito.

Bien, hagamos una cosa:

te voy a pedir un favor, te voy a pedir que hagas lo siguiente;

Pon una libreta y un boli  en la mesilla de noche .

Al final de cada día, durante dos o tres semanas, haz un balance de lo que ha sido tu día, lo que ha sido el cómputo de horas desde que te has levantado hasta que has vuelto a la cama por la noche.

Haz un recuento de las horas del día
1  en las  que has disfrutado, que te has sentido satisfecho y feliz con lo que hacías,
2  en las que te has sentido hastiado, harto, agotado,
3  en las que te has sentido indiferente,
4  en las que no has sido consciente de cómo te has sentido.

Al final del tiempo que te has marcado, lee lo que has apuntado.
Si hay mayor cantidad del 1, la frase con la que he comenzado el post no saldrá nunca de tu boca.
– Si hay mayor cantidad del 4, es posible que esa frase salga en algún momento de tu boca.
– Si hay mayor cantidad del 2 y del 3, esa frase tendrá muchas posibilidades de llevar tu nombre, tu acento y tu saliva contenida en cada palabra.

Bien, y entonces… ¿qué hacemos?

Te diré lo que hice yo. Yo lo rellené durante un mes y medio. Y en mis respuestas obtuve resultados  de cada una de las 4 opciones, abundando unos sospechosos  «3» y «4»,  con  unos  «1» dando peligrosos signos de extinción. 

El edificio se desmoronaba conmigo dentro y yo era el que estaba dinamitándolo.  De alguna forma, lo que estaba haciendo era lo más parecido a perder(se) la vida

La casa en ruinas

Tras darme cuenta de lo que significaba ese resultado pensé en lo que realmente quería hacer con mis 30 años…

y lo hice imaginándome con 75. Cerré los ojos y me vi sentado en una silla, mirando desde una terraza, quizá en un porche de una casa en el campo. Miraba al horizonte y miraba a una explanada de hierba enfrente de mí. Y había niños alrededor. Creo que eran mis nietos.

Recuerdo que en algún momento se acercaron y me preguntaron. Y yo empecé a hablarles. Empecé a hablarles de lo que hice a los 30:

–  45 años atrás decidí que para lo que había venido al mundo era para verlo con mis propios ojos.
–  Decidí conocer el único planeta habitado y con vida conocida  en años luz a la redonda.
–  Decidí hacer aquello que pudiese ser razón suficiente para convertirse en foto de mi vida.

Ahora, varios meses después, tengo 31 años. Tengo ante mis ojos un billete que dice que el 2 de septiembre de 2015 a las 10:05 AM partiré de Madrid dirección Nueva Delhi.

El sentido de tu vida

Y no sé nada más.

Bueno, miento.

Solo sé que cuando digo a la gente que me conoce que marcho de viaje sin billete ni fecha prevista de vuelta, un buen puñado de ellos repite sin cesar esa frase:

“no sabes la (jodida) envidia que me das”.

No sé si la dicen por la inercia del momento o porque realmente lo sienten con toda esa emoción dentro.

El caso es que tengo algo que decirles a todos ellos:

       soy un ser de carne y hueso,
                                                             al igual que ellos
  no tengo toda mi vida resuelta,
                                                             al igual que ellos,
       tengo dudas e inseguridades,
                                                              al igual que ellos,

y tengo el PODER de buscar, decidir y luchar qué es lo que quiero hacer con mi vida

al igual que ellos.

Yo lo he decidido:

VIAJAR

¿Y VOSOTROS?

“Disponemos de un tiempo muy limitado en esta vida para hacer cosas extraordinarias y constantemente desperdiciamos el material más frágil de que está hecha la vida:

EL TIEMPO”

(Fabián C. Barrio, saliadarunavuelta.com,
en su charla en las I Jornadas Humboldt de los Grandes viajes, minuto 55:54, es una hora pero que merece la pena desde el primero al último minuto. Fabián tiene un discurso que te emboba…
)

Dani Keral

Fotovideógrafo por vicio y culo inquieto. Redactor en revistas Yorokobu, Salvaje, Viaje con Escalas y Condé Nast Traveler

9 comentarios en «Instrucciones para no perder(se) la vida»

  1. ¡Me encanta! Unas instrucciones perfectas para los que estén perdidos en la rutina esta tan aburrida que parece ser lo único normal hoy en día. ¡Te deseo muchos años más de «no perderte la vida»! ¡Un besazooooo!

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  2. ¿Te he dicho la envidia que me das? 😉 pero no es envidia de que te vayas a recorrer el mundo sin billete de vuelta, es de haber sido lo suficientemente valiente de haber convertido tu sueño en realidad…
    Un abrazote cosmopolilla.

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    • Hola Patri! Creo que a cada persona le viene su momento… si es capaz de estar receptivo y sensible. Desde que empecé a viajar hasta que me vino a la cabeza que quería disfrutar todo lo que el planeta ofrece ha pasado tiempo, mucho. Incluso cuando ha venido, le ha costado ir materializándose. Pero si estás «in the mood», acaba viniendo la fuerza para apostar. Y, muchacha, yo creo que tu tienes muuucha fuerza. Y estás en esa receptividad. Si es algo que tienes que hacer alguna vez en la vida, es cuestión de tiempo, que se materialice, ya verás.

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  3. Cuando se escribe con el corazón, se llega al corazón, hay que ir a por los unos :-), pensaba que llevabas más tiempo viajando que bien se te da!!!!!!, gracias por esta entrada anima a no perder(se) la vida.

    Un abrazo

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    • Hola Javier! Gracias por la conexión emocional!! Viajando con el blog y de esta forma llevo poco. Pero viajando llevo realmente mucho… de ahí nacen mis ganas de no perder(me) la vida. Que bueno leerte por aquí!!!
      Un abrazo grande!
      (me tienes que decir tu itinerario aproximado para el Camino, yo empiezo en Sarria el lunes de semana santa y llego a Santiago el viernes)

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