Última actualización 29/03/2022 por Dani Keral
El ferry comenzó a acercarse a tierra. Llevábamos una hora en medio de las agitadas aguas del estrecho de Cook, que separa las Islas Norte y Sur y Nueva Zelanda volvía a saludarnos desde la distancia: la Gran Nube Blanca se cernía como un sueño sobre este nuevo territorio que estaba a punto de conocer.
El paisaje era sobrecogedor, tenía un aire, una luz, un rostro que lo hacían distinto a otros lugares que había visitado. Durante una hora nos internamos por un alargado fiordo rodeado del espeso bosque nativo neozelandés.
El sol hacía brillar con un turquesa imposible las aguas de aquel antiguo valle glacial conquistado por el mar miles de años atrás. Estaba nervioso, impaciente… la Isla Sur de Nueva Zelanda es, para muchos, la más espectacular y sorprendente del país. En ese momento aun no sospechaba la gran aventura que me esperaba a pocos kilómetros, en el Queen Charlotte Track.
Nueva Zelanda es naturaleza. Uno de los países que quiere visitar todo viajero con ansias de conectar con el planeta Tierra. En el país de los maorís destacan lugares como Tongariro o Milford Sound pero hay otros no tan conocidos que pueden dejar deslumbrado. Uno de ellos es Marlborough Sounds, un conjunto de fiordos tapizados por denso bosque que forman el extremo noreste de la Isla Sur. Al fondo de uno de sus fiordos principales, el Queen Charlotte sound, se localiza Picton, la ciudad donde se encuentra el puerto de conexión de los ferrys procedentes de Wellington, en la Isla Norte.
Cuando bajé del barco, tras tres horas y media de navegación, me encontré con una pequeña ciudad portuaria más destinada al turismo que a la propia población neozelandesa. Conmigo se encontraba Rosalba, una viajera italiana con quien me había cruzado semanas antes en Tongariro y con la que había vuelto a coincidir en el ferry. Ella fue la que me habló del Queen Charlotte Track.
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El Queen Charlotte Track, un secreto de Nueva Zelanda
El Queen Charlotte Track es el perfecto gran desconocido de Nueva Zelanda. Entre tantas rutas de senderismo que posee el país, algunas se quedan en un segundo plano. Esta es una de ellas. Con una longitud de 72 kilómetros que se pueden completar en cuatro días, el Queen Charlotte es una ruta no circular que recorre el corazón verde de esta increíble formación costera. Después de que Rosalba me hablase un poco sobre el track, no lo dudé ni un instante, fui con ella a preparar la expedición.
Para acceder al terreno por el que discurre la ruta es necesario hacerse con un pase, ya que no es tierra pública gestionada por el Departamento de Conservación (DOC) de Nueva Zelanda sino que se halla en manos privadas. El precio es de 10 NZD para un solo día o de 18 NZD para el pase de 5 días consecutivos y se puede adquirir en el punto de información turística de Picton.
A parte, como ocurre en otros tracks de Nueva Zelanda, se necesita un transporte para llegar al inicio y ser recogido al final del mismo. En este caso solo es posible hacerlo a través del agua por medio de Taxi boats. Beachcomber cruises fue la compañía que elegimos, con la cual, a través del denominado Great Track and Pack Pass se puede ultimar la hora de salida hacia el comienzo de la ruta y la de vuelta, así como (importante esto) el transporte de una pieza de equipaje de hasta 15 kilos entre etapa y etapa. Esto es toda una ayuda para poder realizar la ruta con menos peso a tus espaldas (lo cual se agradece en ciertos momentos).
En cuanto al alojamiento, en cada uno de los tramos es posible refugiarse en diferentes lugares, huts, dormitorios comunes o en camping del DOC (Departamento de Conservación de Nueva Zelanda) con tu propia tienda de campaña. Para los primeros es necesario reservar con antelación, para acampar no es necesario. Yo elegí esta opción, ya que llevaba mi casa sobre la mochila. El precio de los camping suele estar entre 8 y 13 NZD.
Una vez arreglado todo, solo quedaba esperar al día siguiente a las 9. El espectáculo estaba a punto de comenzar.
La ruta del Queen Charlotte Track
Cuando estás a varias decenas de metros sobre el nivel del mar, rodeado de un bosque que no deja apenas penetrar la luz y de pronto llegas a un claro y descubres esto:
no puedes más que hacer una cosa: flipar
Esta es la magia del Queen Charlotte Track. Esa es la razón por la que merece la pena pagar un taxi boat y el permiso de entrada al track.
La ruta del Queen Charlotte puede ser dividida de varias formas, hasta completarla en cuatro días. Todo depende de qué tipo de alojamiento se vaya a usar y de cuánto tiempo se disponga. Este es el mapa de la ruta.
Una posibilidad de disposición de las etapas sería:
Ship Cove – Punga Cove: 26,5 km entre 6 y 8 horas de caminata.
Punga Cove – Portage: 23,6 km, entre 5 horas y media y 7 horas y media de caminata.
Punga Cove – Mistletoe: 7,8 km, 2-3 horas de caminata.
Mistletoe – Anakiwa: 12,9 km, 3-4 horas de caminata.
Si nos fijamos en el perfil de las etapas, la parte más dura se encuentra en la zona intermedia del recorrido, entre Punga Cove (Camp bay Campsite) y Te Mahia. Yo he de recalcar de manera especial la subida que hay justo después de Torea Saddle. La pendiente de esa colina fue descomunal.
Hoy desde el tiempo y la distancia, la ruta acude a mi memoria. Aquellos fueron días de naturaleza salvaje, luz y color, solo así podría definirlos.
El denso bosque nativo te abrazaba por momentos, con sus espectaculares fern, cuyas hojas nacen en un maravilloso movimiento espiral,
y su curiosa fauna autóctona, con su peligrosa tendencia a arrebatar la comida de las mochilas ajenas.
De pronto, el camino descendía y permitía tocar, sentir e incluso bañarte en la fría agua del océano Pacífico.
Puentes colgantes salidos de una película de Indiana Jones cruzaban ríos cubiertos de jungla, la cual, se abría cada cierto tiempo para permitir disfrutar de imágenes sacadas de los sueños de cualquier aventurero.
El profundo color turquesa invadía el agua bajo el brillo de los rayos solares y las bahías y fiordos se extendían sin control allí donde se fijase la mirada.
Todas las imágenes son pocas para hacer justicia a la maravillosa experiencia que fue recorrer una tierra que palpitaba de pura vida. Aquellos días de ruta la reina Charlotte ganó dos nuevos súbditos para adorarla.
God save the Queen (Charlotte Track).
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Hermosos parajes, sin duda son lugares dignos de compartir.
Saludos.
Hola Gabriel, muchas gracias por tu comentario. Queen Charlotte es una experiencia bellísima y no muy conocida en Nueva Zelanda. Merece mucho la pena.
¡Un saludo!
¡Qué bonito Dani! No conocía. Pero di la verdad ¿qué te animo a hacer el track? ¿La naturaleza o Rosalba? ¿Nps vas a contar más y qué paso entre tú y ella? Has leído mi novela y has visto que yo no me arredro para contar las relaciones amorosas. Así que quedamos a la espera de las tuyas. Porque en tres meses en N. Z. te habrás hinchado de ligar. Entre nativas y viajeras hay muchas oportunidades…
jajajaja, Francisco, siempre tan pasional. Podría decirte que hubo noches de amor desenfrenado o que no ocurrió nada en absoluto. Dejo a tu imaginación que elija la continuación de la historia con una de esas dos opciones 😉
Qué pasada! Mola mucho Charlotte!!! Parece un viaje imposible… algún día de mi vida jeje
Fue una auténtica sorpresa, Luis, si vas te lo recomiendo, vas a gozarlo entero.
Hola Dani.. que buen post! Estoy planeando mi viaje a NZ y gracias a este post acabo de decidir hacer este track!
CONSULTA: a ver si entendí bien, jaja, cuando vos pones que con el Great Track and Pack Pass te transportan una pieza de equipaje de hasta 15 kilos entre etapa y etapa, esto quiere decir que día a día me van llevando mi mochila desde un punto al siguiente donde elija acampar por ejemplo? Osea ponele, el primer día me la llevan de Ship Cove a Punga Cove, osea yo voy a llegar ahí y va a estar mi mochi esperandome!?? Si es así, realmente seria muy bueno!
Jeje, exacto, así es. Tú contratas con la empresa las paradas que vas a hacer y ellos te llevan durante el día el equipaje.