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Ver la Aurora Boreal
Esto es lo que sentí al ver la Aurora Boreal. Una noche de sexo estelar.
«Tu corazón palpita con fuerza, tus lágrimas se congelan cayendo por tus mejillas, la emoción invade todo tu cuerpo, naciendo desde el corazón y alcanzando cada uno de tus dedos.
El frío ya no existe, solo existe ella… y casi no te lo crees, ahí arriba, danzante, inconstante, etérea, … terráquea pero alienígena, fruto de un grupo de electrones con ganas de ser estrella…»
Empezar un relato por el final parece no tener mucho sentido, ¿verdad?
ADVERTENCIA: HABRÁ ESCENAS DE SEXO BOREAL EXPLÍCITO. Pero os lo pongo fácil y os revelo parte de esta historia de amor desde el principio. Porque ver la Aurora Boreal no se puede contar de cualquier manera.
Este post creo que te va a molar hasta el final. Sobre todo, por una razón:
Porque me lo ha dictado Aurora.
Aurora enamorada.
La historia comienza una fría noche de marzo en Tromso, en la Laponia noruega…
«…Yo había contratado una expedición para poder ver la Aurora Boreal, las famosas luces del norte.
A las 8 en punto salimos un grupo de 8 personas hasta un remoto enclave, localizado junto a un lago y unas tiendas Sami, pertenecientes a la mujer que guiaba la expedición.
Se prometían fuego, historias, malvaviscos calentados a la luz de la lumbre y la ansiada captura de la legendaria Aurora Boreal.
El cielo era perfecto, despejado, sin nubes, con una temperatura heladora que hacía más factible la atmósfera para una buena «captura». Pasaban las horas, 10, 11, 12 de la noche.
¿Quizá un poco más tarde?
Quizá, los días anteriores Aurora se dejó ver tarde, cerca de la 1, nos contaba la guía.
Pasó la 1, el cielo se nubló y nos movimos hacia otro lugar, en mitad de Kvaloya, con cielo despejado pero…
NADA OCURRIÓ
La guía nos explicó que a veces pasaba, que la intensidad de la Aurora a veces era inexistente y que, a veces, no se podía ver la Aurora Boreal. No era lo más habitual pero esa noche… no, esa noche Aurora se volvió tímida. No dejó que la viese.
Algo disgustado, el día siguiente amanecí con esa sensación incompleta que te deja una discusión mal resuelta o una mala resaca de cerveza barata.
Entonces… la escuché.
La intuí, porque ella habla sin voz.
Aurora me dijo que tenía que salir a buscarla yo. Que tenía que currármelo si quería poder alcanzarla
Así que, cayendo la noche, me vestí con toda la ropa térmica que tenía, preparé termo, equipo fotográfico y comida, cogí un autobús de línea, el número 42 y me alejé hasta la última parada, a unos 14 kilómetros de Tromso, para pasar, si era necesario, toda la noche fuera.
Ya fuera del autobús, caminé durante media hora en dirección a Ersfjordbotn hasta encarar un brazo de fiordo que apuntaba hacia el norte.
Eran las 9:30 y el frío ya se podía masticar. De pie, con la vista clavada hacia el norte, mi cuerpo empezaba a quedarse rígido pese a las capas que había traído conmigo.
Y en ese momento…
fue cuando Aurora me demostró que quería conocerme en persona.
Un imponente 4×4 apareció de la nada, aparcó a pocos metros y un hombre bajó de él. Cámara en mano comenzó a analizar el horizonte.
Un trago de té y unos anacardos formaron parte del primer saludo. «H», un suizo que trabaja en finanzas, resultó ser un fanático fotógrafo de auroras. Esta era su 12ª vez por esas tierras.
A los minutos, tras un breve análisis con su cámara, me dijo que se iba a mover con el coche hacia otro lugar, que iba a ser más probable encontrarla. Y me propuso acompañarle.
Definitivamente, Aurora quería tener una cita conmigo esa noche.
Nos adentramos con el todoterreno en mitad de un valle en la isla de Kvaloya. Ese lugar, aseguró H, era el idóneo para poder verla.
22:00 h. Trípode y cámara preparadas. Viento helador que congelaba hasta las plumas de mi anorak.
Y de repente, «H» habló.
– Ahí está.
Encima de nosotros, tras la montaña, serpenteante y tímida, comenzó a dejar ver su etéreo rostro color esmeralda.
Pasados unos segundos, la timidez se volvió destello y Aurora se presentó ante mi, borealmente luminosa…
Magistralmente bella.
«Tu corazón palpita con fuerza, tus lágrimas se congelan cayendo por tus mejillas, la emoción invade todo tu cuerpo, naciendo desde el corazón y alcanzando cada una de tus dedos. El frío ya no existe, solo existe ella… Y casi no te lo crees, ahí arriba, danzante, inconstante, etérea, … terráquea pero alienígena, fruto de un grupo de electrones con ganas de ser estrella…»
¿Te suena, no?
Sí, es lo que antes dije que era el final… pero no lo era, porque esa noche, Aurora y yo nos miramos a los ojos, nos gustamos… pero no nos enamoramos.
Eso sucedió 4 días después, casi en el fin del mundo, en Longyearbyen, la isla de Svalbard.
Yo estaba dando un paseo, despistado, haciendo fotos alrededor del poblado, sin esperar más que una simple luz de farola, sin trípode pero con cámara…
Y entonces Aurora me agarró del brazo.
Me volví sorprendido, nos miramos directamente a los ojos y, de pronto, los suyos se hicieron centella.
Y ahí, justo ahí, fue donde nos enamoramos.
Se despojó de sus ropajes y quedó fulgurantemente desnuda.
Con una pasión que no alcanzaba límites, comenzó a moverse y retorcerse en un orgasmo cósmico.
que pareció que duraba horas. Extendiendo su cuerpo en posturas imposibles, conquistó todo su espacio al cielo, haciendo de su lecho una infinita cama de estrellas.
Exhausto, aguanté como pude el éxtasis boreal de la desatada Aurora, sin apenas respiro para poder inhalar un poco de aire entre sacudida y sacudida.
Al fin, Aurora me dedicó una última caricia, me guiñó un ojo con complicidad y desapareció, sin dejar de mirarme, lentamente entre las nubes.
Y esa fue la última vez que la vi.
Pero yo lo sé.
Sus ojos de centella me lo confesaron.
Era Aurora y, por primera vez…
era Aurora enamorada.
Y esta es la historia de amor que surgió al ver lo inexplicable, al ver la Aurora Boreal
–Si quieres saber más sobre Noruega, aquí te hablo de Laponia Noruega y aquí de Tromso.
La web oficial de turismo Noruega la encuentras aquí —
Dani! Te pasas! Jajjaja! Me habías tenido intrigada con tu enamoramiento auroreborealis y ahora entiendo el por qué.
Aurora es una chica dura, mira que en mi blog ya lo avisé. No le gusta que vayan a buscarla en tours organizados cual estrella turística, Aurora quiere siempre exclusividad y dedicación, dicen que le gustan solo los más valientes.
Para mí fue así, la fui a buscarla a la aventura y cuando lo más duro había pasado, se nos apareció antes si quiera de que empezaramos a buscarla.
Hay quien va muchas veces y nunca la encuentra, siéntete afortunado!
Un abrazo! 😉
Andre
jejeje, cuando leí tu entrada pensé exactamente lo mismo. Aurora se hace la dura pero después… lo da todo como si se le fuese la luz en ello.
Y qué cuerpo, qué movimientos, que lluvia de pasión luminosa.
Un abrazote!!!
Por fin he sacado un ratito para leer. Menudo momento tuvo que ser, yo como ya sabes vi a aurora muy tímida, fue verme y se escondió espero poder verla con más tiempo y a solas, o por qué no hacernos un trío con Irene? ;). Muy buen Post Dani, te va atrapando hasta que te das cuenta que ya has llegado al final. Un abrazo
Jajajaja, lo del trío es buena idea. Creo que Irene se sentiría algo celosa si solo estáis Aurora y tú.
Un abrazote!!
A ver…. no tengo palabras. No se que comentar, es tan bello tu relato, tu historia de amor y las fotos de ella, que para que añadir nada. Solamente las gracias a aquel suizo que te acercó a Aurora por primera vez y a ti por contarnos vuestra historia de un modo tan especial…
Hola Cristina!
Me alegra muchísimo que te haya emocionado tanto… creo que te he podido transmitir un poquito de la emoción que sentí al verla aparecer allí, tan desnuda, tan luminosa tan…
Mil gracias!!
Caramba chico, menudo poeta estás hecho. La verdad es que quien la persigue la consigue, yo creo que me hubiera desmoralizado. Desde luego, es algo que espero poder disfrutar algún día.
Jeje, sí, esa es mi pasión de alma interna, la poética y literaria…
Si lo intentas, reintenta y reintenta, que el premio… es lo más grande que habrás visto nunca.
Un abrazote!
Madre mia que preciosidad!!! Y me ha encantado como lo has contado. Un post genial, realmente bueno, bueno.
Me alegra muchísimo que te haya emocionado tanto! Muchas gracias por los halagos, me has subido los colores!
Un abrazote!!!
Mmmmm… erotismo boreal, me encanta. Muy bueno el post y muy buena la experiencia. Lo tengo anotado en mi lista de ilusiones pendientes.
Saludos viajeros
Hola Patricia!! Sí, la verdad es que las sensaciones que te invaden son de enamoramiento y embaucamiento instantáneo. Habrá que acordar una expedición de MadTB con Luca para saldar esas ilusiones pendientes!
Saludos viajeros de vuelta!!!!
Te acabo de descubrir y creo que yo también me he enamorado!! Me has emocionado… es fascinante… necesito viajar y conocer todo lo que enseñas en tu blog y cuando digo todo es TODO.
MUCHAS GRACIAS.
Hola, Sheila, qué alegría leer comentarios como el tuyo. Espero que mi blog te ayude a realizar esos viajes que deseas! Un abrazo y gracias a ti 🙂