Este artículo es una viajeficción y va con banda sonora. Dale al play (solo es audio) y comienza a leer hasta que llegue una nueva sugerencia.
Esta historia es (casi) totalmente inventada y las fotos y vídeos no fueron tomados adrede para crearla: los protagonistas de esta historia desconocen que han salido en ella.
Existe un lugar en Burgos donde la historia se volvió a repetir 50 años después.
En el lejano valle de Mirandilla, un misterioso círculo ocupa el corazón de la vaguada.
Lo que desde la lejanía parecen los restos de una antigua construcción, son en realidad un cónclave de tumbas, cientos de tumbas rodeando un círculo de piedra.
En aquel lugar, el cementerio de Sad Hill, 50 años atrás, 3 hombres acudieron en busca de un preciado botín. Y en aquel mismo círculo de piedra se retaron a muerte.
En el año 2017, dos hombres volvieron a enfrentar sus miradas. Ambos iban buscando algo. Solo podía quedar uno.
Como aquellos tres hombres, sus revólveres estaban preparados para eliminar a su oponente.
Su objetivo estaba enterrado dentro de una de esas tumbas y ambos sabían cuál era: la señalada por el árbol del ahorcado.
J.Paul «el Flaco» miraba a su oponente, David E. «el Feo», situado detrás de la lápida de Arch Stanton.
– Flaco, sabes que una de estas dos tiene el botín. Es una lástima, pero he de decirte que nunca llegarás a verlo. Tu cuerpo reposará junto al resto de cadáveres de este cementerio.
El Flaco, que se movía hacia el lateral buscando el cobijo de otra lápida, permaneció con su revolver en alto, sin parar de apuntar a su oponente.
– Tu traición te costará cara, «Feo». Si he podido llegar hasta aquí después de aquello no dudes que también podré acabar contigo.
El silencio se adueñó del valle. En lo alto, varios buitres se estaban preparando para el festín.
Siguieron segundos de dramática tensión.
Las pupilas de uno
se clavaban como un puñal en las del otro.
Ninguno se atrevía a pestañear, el sudor recorría los dedos, empapando las empuñaduras. El sol achicharraba el suelo bajo sus pies inundando el ambiente con un hedor a tierra seca y muerta. Un segundo, un despiste, y todo llegaría a su fin.
Entonces, sonaron dos disparos.
El primero hizo caer uno de los cuerpos a plomo contra el suelo, el segundo arrancó el revolver de las manos del Flaco.
Este, desconcertado, miró a su alrededor buscando el origen de aquellas detonaciones.
Una mujer lo estaba apuntando desde detrás de una lápida.
– ¿¡Verónica, «La Mina»!? -dijo, sorprendido, el Flaco- No es posible, vimos cómo te ahorcaban en ese mismo árbol. ¡Deberías estar dentro de una de estas tumbas!
– Recuerdo perfectamente cómo sonreíais todos. Casi lo conseguisteis, pero hace falta mucho más para acabar con una mujer argentina. Soy mucho más dura que vosotros.
– «Mina», cielo, no te confundas. Yo no tuve que ver nada con aquello.
– Te vas a envenenar con tu propia lengua, Flaco. Sé perfectamente lo que ocurrió. Cometisteis dos errores: uno, acabar con mi querido «Pelusa»; el segundo, no hacer lo mismo conmigo.
El Flaco se fue aproximando lentamente hasta donde estaba la Mina.
– No des un paso más, Flaco.
– Venga, Mina, tú y yo sabemos que con ese botín podemos hacer grandes cosas juntos. ¿No es lo que una vez soñamos?
– En aquellos momentos aun no sabía la clase de alimaña que eres en realidad. Lo máximo que puedo ofrecerte ahora mismo es que corras, cojas tu montura y te alejes lo más lejos que puedas de aquí.
– Mina, sé que aun sientes algo por mi, sino también me habrías matado, como a aquel pobre diablo -dijo el Flaco señalando hacia el cuerpo inerte de David F-. Te mueres por mis espuelas. Deja ese revólver, pequeña, y desenterremos juntos ese botín.
– No te acerques. Flaco, te lo digo por última vez. ¡No te acerques!
DESENLACE FINAL:
El desenlace de esta historia está en este vídeo. Si la música que estaba sonando aun no ha terminado, espera a que termine y entonces dale al play.
Tranquilos, no me he vuelto loco al escribir este artículo.
Con él quería hablar, de una forma diferente, de un lugar que sí que es real: el cementerio de Sad Hill, donde se grabó la escena final de «El Bueno, el Feo y el Malo», de Sergio Leone. La Asociación Cultural Sad Hill es la que está detrás de la restauración de la zona por el 50 aniversario de la grabación de la escena.
La asociación tiene un sistema de donaciones, en el cual, simbólicamente, compras una de las tumbas (que tendrá tu nombre). Estas están abiertas a disposición de todo el que quiera aportar con el proyecto para seguir sacándolo adelante. Ya hay unos cuantos donantes, (entre ellos uno que me moló mucho ver, el programa de Radio 3 «Hoy empieza todo», uno de mis favoritos de esta emisora de música de España. Al lado estaba, por cierto, la de Ángel Carmona, su presentador).
Los «actores» de esta historia son mis compañeros bloggers de viaje David Escribano «el Feo», de Viajablog; Jose Pablo «el Flaco», de A tomar por mundo; y Vero «la Mina» de Sin mapa y lo hicimos durante el viaje de trabajo que hicimos por el área de Arlanza, al sur de Burgos.
Las localizaciones son el mencionado valle de Mirandilla, cerca de Santo Domingo de Silos, y la bodega Buezo y sus alrededores.
Esta zona ya tiene lugares que merecen mucho la pena a nivel histórico (como Covarrubias, Lerma o Santo Domingo de Silos) y una cultura gastronómica que es de lo mejor del país, pero si encima se le suman lugares tan singulares como este, relacionados con el mundo del cine, se convierte en el cóctel perfecto para una escapada de fin de semana.
Sino, que se lo digan a «la Mina».
BRAVO!!!
Soy Sergio, el pistolero que os acompañó aquel domingo… Fantástica crónica!
¡Hola Sergio Slowfingers!
Jeje, me alegra que te haya gustado, este lugar solo se podía contar así 😉
Jajajajajajajaja…Muy bueno! Aunque muero demasiado pronto! Pero volveré de entre los muertos para reclamar mi botín!
jajajaja, si te digo que ibas a ser tu el que iba a «sobrevivir»… Pero lamentablemente en el vídeo salen Vero y JP, así que tuve que cambiar el final .