Última actualización 15/07/2022 por Dani Keral
Dicen que dicen que los seres humanos estamos habitados por un alma, cada uno la suya, bien apretadita al fondo de nuestras entrañas. Esta alma es nuestra identidad, nuestro ser, lo que nos hace distintos, inigualables.
Cuenta una vieja historia, cuyo origen hoy día no se recuerda, que una vez, un alma curiosa, quiso saber un poco más sobre ese mundo en el que se encarnaría. Traviesa y esquiva, esta pequeña alma consiguió salir, sin ser vista por el resto de almas, del lugar donde todas esperan a ir en busca de un humano al que entregarle la vida. Haciéndose unas alas con un puñado de estrellas, la pequeña alma planeó sobre el mundo observando aquella esfera azulada a la que algunos llaman planeta Tierra.
Tenía muy claro lo que buscaba: quería saber qué lugar era el mejor para nacer. Para ello, fue surcando la noche del mundo buscándolas a ellas, a las portadoras de vida, a las que son capaces de llevar en su interior un nuevo ser que, algún día, será ocupado por un alma: las mujeres. Eligió la noche para poder entrar en sus sueños y así preguntarle a cada una de ellas por qué debería escoger encarnarse en su país.
Asombrada ante tanto espacio para elegir, el alma se dejó caer en un lugar que vio verde y frondoso, se acercó a una de sus ciudades y se metió en los sueños de una joven mujer. Adriana era su nombre y el país en el que había caído, Venezuela. Con una voz que solo las almas son capaces de emitir, apenas un sonido similar al del susurro del viento al deslizarse entre los sauces, el alma lanzó su pregunta a Adriana.
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Adriana Herrera, Venezuela.
«Hola alma… ¿a mí vienes a verme? ¿De veras quieres saber esto que me preguntas? Bien, pues he aquí mi respuesta: hay un pedacito de tierra muy mío en el que, si te pones de pie juntillas sobre una lancha, alcanzarás a ver el resto del Caribe. Se llama Venezuela y sopla brisa fresca todo el año. No sabe de primaveras, ni otoños, ni de huracanes. Aquí nos paseamos de la lluvia a la sequía dos veces al año y eso nos da un aire desenvuelto, relajado, alegre. Eso sí, tienes que ver bien en qué parte quieres nacer. Puedes despertar a los pies del Salto Ángel que es la cascada más alta del mundo y comenzar tu vida lleno de asombro, en medio de tanta selva y pájaros y animales.
Puedes despertar a la orilla de un río o a los pies de una montaña y abrigarte por el frío, pero siempre tendrás café recién colado todas las mañanas y, si tienes suerte, un poco de nieve. Puedes despertar en medio del desierto y tendrás los mejores atardeceres cada día de tu vida. Puedes despertar en medio de la llanura o, mejor aún, en el azul de alguna de las playas que tienen tantos contrastes que no te alcanzarán los años para adivinarlas todos. Si es así, vivirás bajo las palmeras y nunca te faltará el agua de coco. Puedes eso, tú decides. Pero que sepas también que si naces en Venezuela, entonces ya tendrás las caderas sueltas para el baile, que la risa se te asomará fácil, que sabrás hacer un chiste hasta en las peores situaciones, que tendrás manos trabajadoras y madrugarás, que serás de distintos colores, que sabrás darle la mano a quien lo necesite y que nada te pondrá más feliz que ver a otros desandando todos los paisajes que tendrás por ver.
No diré más.»
El alma se despidió y dejó a Adriana dormir su plácido sueño, continuando ella su viaje por el planeta Tierra. Cruzó el inmenso Atlántico preguntándose cómo podrían vivir unos humanos tan separados de otros y llegó a una tierra de superficie rojiza y aromas exóticos. Marruecos la recibía con el silencio de la noche africana. De nuevo, el alma se acercó a una de sus ciudades y entró en el sueño de otra mujer. Marwa era su nombre.
Marwa Kadhem, Marruecos
«Who are you?
Are you a soul? Do you want to know about my country? Morocco… Morocco…what can i say about that country? And how should i explain? Its a country full of beautiful things, not the best, but there is some charm there..its just a country of a third world, in north of Africa, a very beautiful continent, very tough by its people who had to endure a lot of hard things and still fighting.
Morocco is like that, take it as a beautiful man, who is stubborn and a fighter… the nature here is breathtaking if you dont have beauty standards, it´s not clean or taking care of, but still showing the charm in it, the desert is a mystery, no need to explain, because you will feel it once you’re there, and it will make your soul clear whenever you need it, the mountains are a story too, they witness the history of the country, they were the shelter for a lot of people hiding from injustice, each rock and stone can tell a lot of stories, they are there, to bring more beauty to this country, when they take the white coat, or when they are surrounded by haze, only that could make you feel high while you’re not moving. The countryside, the beaches, the deserts, the forests, the lakes, all are there, beautiful and waiting for a chance to be appreciated..
But what about the life? What about people? And the future? Life is what we make ourselves, no matter where and when, but the life in morocco could be different from other countries, most of the people are simple, with basic needs, fighting to have a respectful life for them and their children, sometimes it gets frustrating, especially for women, who are struggling everyday for their respect, but they dont lose hope; people are welcoming, warm and smiling, sometimes they dont have much, but they give what they can and more, especially when it comes to food, a very important element to mention, moroccan food is so delicious and tasty, the recipies are very rich and differents, also cheap and healthy to prepare, falling in love with moroccan food is something sure.
As a country of third world, Morocco still have a long way to be a good country when it comes to human rights, education, health, and politics, and as change is happening all over the world, it’s happening also in morocco, not by a quick and strong rythm but its happening anyway, people are more and more conscious about their rights and duties, the important of radical decisions to change the actual situation, and fighting for that, i think that Morocco is not a country for the present but it might be for the future.»
Con los ojos cerrados mirando hacia el horizonte del sueño, Marwa calló y dejó al alma continuar su camino. Algo le había emocionado en lo que le había contado la mujer marroquí, algo le decía que aquel lugar quizá no fuese el mejor del mundo, pero sin embargo…
Retomando su vuelo, el alma cruzó de nuevo el mar y se dirigió hacia el norte, cruzando muchos espacios de tierra, hasta que eligió uno, un lugar donde el frío lo cubría todo con una manta de nieve blanca. En la noche ucraniana, las almas que habitan humanos duermen muy acurrucadas, y así es como encontró a Kate.
Kateryna, Ucrania
«Hola alma…
Si te hablo de armas y disparos igual pienses que no es el mejor momento para nacer en Ucrania, porque sí, la guerra con Rusia sigue en el Este del país. Pero, espera, no huyas. Igual no es el mejor momento para disfrutar de la felicidad de los ucranianos, igual no son tan sonrientes como lo son normalmente o no celebran tantas fiestas. Sin embargo, es el mejor momento para vivir la cultura ucraniana a tope. La guerra ha unido al pueblo como nunca antes y con cada tiro en el campo de batalla, crece el patriotismo: la gente habla más el ucraniano, dejando de lado el ruso. Se ponen trajes tradicionales para cualquier ocasión, se promueve cine, música, arte de la tierra. En fin, se vive más intensamente lo suyo, lo ucraniano, se aprecia más, se respeta y se comparte con mucho gusto. Así que, querida alma, si quieres sumergirte de lleno en una cultura de miles de años de historia, tienes que nacer en Ucrania, ahora es el momento.»
Moviéndo su mano entre sueños, Kate despidió al alma emitiendo un pequeño suspiro. El alma la observó durante unos segundos y, después, continuó su viaje. Surcó miles de millas, atravesando un espacio de tierra sin fin, pero no eligió ninguno, quizá absorta en los pensamientos que le había provocado la visita a Kate. No entendía la palabra «guerra», algo que pudiese enfrentar a unas almas contra otras. Cuando se quiso dar cuenta surcaba de nuevo el mar y llegó a un pequeño grupo de islas. Japón acababa de estrenar una nueva noche y sus ciudades brillaban como antorchas en la oscuridad. Eligió una de las más brillantes, Osaka y penetró en sus entrañas para buscar a una mujer que custodiase la noche. Tumbada junto a un hombre que no tenía sus mismos rasgos faciales, Mio Omori se movió ligeramente cuando el alma la llamó por su nombre y le lanzó su pregunta.
Mio Omori, Japón.
«Hola alma, ¿Si hay razón para nacer y vivir en Japón, como japoneses, me preguntas?
La respuesta es sí.
Lo primero que me viene a la mente es la seguridad. No hay robo ni asalto. Se puede caminar por las calles tranquilamente, incluso por la noche. Los niños pueden jugar sin preocuparse en el parque e incluso ir solos al colegio sin ningún temor.
Si se olvida o pierde algo en la calle, alguien se lo devolverá o simplemente se lo encontrara en el mismo sitio incluso varias horas después.
Por tanto, se puede confiar en los demás, no es necesario pensar mal, no es obligatorio estar en constante alerta. Esto es algo que no tiene precio , pero claro, también tiene sus inconvenientes. Los japoneses olvidan que en el mundo existen cosas malas y crueles como las guerras o la inanición, se sienten como dentro de una película permaneciendo fuera de la realidad. Así es como los japones viven inocentes y ajenos del mundo que les rodea lo que les granjea la fama de fríos y despreocupados. Aunque realmente no son malos, únicamente les falta la experiencia fuera de su mundo.
Otro punto a favor de vivir en Japon es que la gente suele muy educada, desde la guardería se les enseñan a ser todos «iguales», aprender las mismas reglas, gustarles mismas cosas, a respetar al prójimo, etc… Es, quizá, demasiado aburrido pero para mantener la sociedad se considera importante ser ordenados en un país con un indice tan elevado de densidad de población. Este modelo en masa es justificado pero solo apto para aquellas personas que pueden acostumbrarse y adaptarse a el. Este no es del todo mi caso.
Por supuesto algo que facilita enormemente la vida de los japoneses es el nivel económico del país. Hay muy pocos que tienen que preocuparse por que comer y donde dormir. Una gran mayoría tiene sus necesidades mas básicas cubiertas. Hay mucho trabajo, el nivel de paro es muy bajo y el sistema de seguro social está muy bien. Cada año hay disputa sobre las pensiones de los jubilados pero finalmente el dinero llega para sobrevivir. Todo esto da mucha tranquilidad aunque no viene exenta de una gran responsabilidad. Japón es duro por regla general, pero si se trabaja bien, normalmente se puede conseguir lo que se quiere.
Hablando sobre la imagen que mundialmente se tiene sobre los japoneses, creo que esta nos favorece pues se nos considera unos trabajadores incansables y disciplinados, personas en las que se puede confiar y de gran amabilidad.
Por ultimo, en Japón hay muchas libertades civiles. Hay libertad religiosa, elecciones democráticas, libertad de información y muchas oportunidades para quien quiera cogerlas. Pero sobretodo es un país que vive en paz, económicamente holgado y con un nivel bajo de corrupción. En otros países hay personas que desde su nacimiento conviven con la guerra y/o se ven obligados a huir a otros sitios, que viven en países muy pobres o donde el gobierno no funciona o es muy corrupto. Es por ello que los japoneses nos podemos considerar muy afortunados por tener a nuestra disposición unos derechos y garantías que deberían ser innatas al ser humano.«
Tras su discurso, que contrastaba tanto con el de Kate y Marwa, Mio se giró y se acurrucó junto a Juan, el hombre que dormía a su lado. El alma, deslizándose a través del cristal de la ventana, volvió a juntarse con las nubes para seguir su rumbo. Cruzando otro inmenso océano, aun más grande que el Atlántico, el alma llegó hasta el sur del continente por el que había comenzado. Sobrepasando una gran cordillera que corría paralela al mar, el alma llegó a Argentina, y se dirigió al punto más brillante que vio de todo el país: Buenos Aires era su nuevo destino. Allí, tumbada en la que hacía ya mucho tiempo que no era su cama, encontró a Verónica. El alma volvió a formular la pregunta con su voz de brisa.
Vero Boned, Argentina.
«Hola alma mía. Antes que nada quiero decirte que las fronteras fueron creadas por los hombres en un afán de poder, ansias de domino y egoísmo. El resto de los animales que habitan el planeta no entienden de fronteras, simplemente pueblan la tierra y se adaptan de la mejor manera posible a su entorno. Pero si vas a nacer en este siglo XXI lleno de divisiones y muros, tan “problemático y febril”, como diría un tango sobre el siglo XX, entonces te invito a que lo hagas en Argentina.
Podría seducirte con los paisajes naturales de esta tierra generosa, como nuestro sur patagónico lleno de formidables glaciares y lagos, el centro con su tierra fértil que nos da vinos y otras frutas o el norte con nuestras solemnes cataratas y montañas de colores. Hay algunos paisajes incluso que parecen haber sido dibujados por las manos maestras de grandes artistas. Pero resaltar sólo los valores paisajísticos me parecería absurdo. Cada rincón del planeta es exquisito a su manera y dependerá de tus gustos, cuando nazcas, si te emociona más la montaña o el mar, el lago o un río, las ciudades o los prados. Lo importante es que viajes mucho para luego redescubrir tu país natal con otros ojos, más maduros y experimentados.
Los humanos hicimos también ciudades y verdaderas obras arquitectónicas que te dejarán pasmado como los templos de Boroboudur y Angkor, las pirámides de Guiza, Machu Picchu y un largo etcétera que te recomiendo que visites sin importar donde nazcas –ninguna de las que te mencioné están aquí, en mi tierra-. Las urbes son más que variopintas en el mundo y también en Argentina. Tienes ciudades como Buenos Aires que es una amalgama de lo que las cabezas europeas concibieron para esta nueva ciudad y que, quien la recorre, jura que recuerda a París o Madrid. En el país tienes también ciudades más pequeñas sin aspiraciones a tocar las nubes como Bariloche, Mendoza o Córdoba e incluso conservamos algunos pueblos autóctonos que se agarran con fuerza a las tradiciones.
Así que ya ves, hay paisajes urbanos y naturales hermosos y monumentales en todo el mundo. Pero te voy a contar un secreto: el lugar es… ¡la gente! Lo que diferencia un país de otro es la cultura -nosotros tenemos una sociedad muy diversa en sus orígenes y de ahí el cambalache cultural- y especialmente las relaciones humanas. Argentina es un país melancólico y pasional aunque algo obsesivo y narcisita también, no te lo voy a negar. Aún así, el valor principal de este país radica en la generosidad y la hospitalidad de su gente y la robustez de los lazos afectivos. Créeme, al final del camino esto será lo que cuente de verdad: los amigos, la familia… esa red social que te acompañará a lo largo del proceso.
Acá la gente se abraza, se besa y se dice que se quiere sin tapujos, sin vergüenzas. Las relaciones de amistad son de hierro y un amigo argentino es el mejor capital que una persona puede tener. Imagina que hasta tenemos un día nacional para “los amigos”: el 20 de julio.
Es tan vehemente y fuerte el poder de la amistad que es uno de los grandes temas de los tangos y como dice Discépolo en “Cafetín de Buenos Aires”: “Me diste en oro un puñado de amigos”. La amistad argentina es sinónimo de generosidad, de lealtad ciega, de darlo todo por esa otra persona que uno hace de su familia sin tener lazos sanguíneos que los unan.
Es la espontaneidad de “caer” sin previo aviso ni invitación a la casa de un amigo y que siempre te reciba con un mate. Es la seguridad y confianza de poder contar con esos amigos en todo momento, incluso en los más tristes como se describe en los tangos “Amigazo” o “Trasnochando”. En Argentina no te sentirás solo, todo lo contrario: tendrás grandes personas a tu lado que darán su vida por ti si hace falta y te harán sentir querido en todo momento. Los argentinos son ardientes y desinhibidos en los lazos afectivos: quieren con pasión y viven con pasión. Y eso es todo lo que necesitarás para ser feliz en esta tierra.»
Verónica guardó silencio y dejó al alma inmersa en sus pensamientos. No pensaba que aquello iba a resultar tan complicado… ¡habría sido tan fácil dejarse caer, sin más, sobre cualquier sitio, como hacían el resto de almas! Pero no, una vez comenzado, se sentía con la necesidad de seguir investigando. Todas las mujeres que había visitado habían hablado con tal pasión y energía que quería seguir conociendo más, quería contactar con más almas sabias y veteranas.
Rauda como un vendaval, el alma salió por la ventana de la habitación de Verónica, provocando un pequeño movimiento en las cortinas. Afuera la luna, casi llena, alumbraba la ciudad. Algunos perros ladraron hacia el cielo saludando al ente que solo los animales pueden ver con sus ojos de sabiduría no humana. El alma surcó el cielo en busca de nuevas razones para nacer en la Tierra.
CONTINUARÁ
Gracias a las 5 mujeres y amigas que han colaborado para darle respuesta a este alma curiosa.
Thanks to the 5 women and good friends that have collaborated trying to give the best answer to this curious souç
Interesante post como siempre!
Conozco personalmente a alguna de las protagonistas y puedo asegurar que se sienten orgullosisimas de haber nacido donde lo hicieron.
Un abrazo viajero para todas ellas y por supuesto otro para ti!
Hola Montste! Me alegra mucho que te haya gustado, hacía mucho tiempo que lo tenía en mente y por fin me decidí a sacarlo. Sin duda, las protas saben muy bien el lugar del que vienen y se sienten felices de decirlo. Un abrazote fuerte!
Qué cosas tan bellas escribes en este relato. Gracias por compartirlo. Me atrapó desde el primer momento ya que soy venezolana y así es realmente mi país donde ya no vivo desde hace mas de 30 años pero día a día lo añoro. Si, lo visitaba casi cada cierto tiempo pero desde hace 3 años es díficil…
Te pido permiso para hacer hacer este texto en mis clases de español en Alemania, es posible claro haré referencia a su autor a quien vengo leyendo desde hace unos meses. Me encanta como escribes, Gracias…
Hola Yra, no sabes qué alegría me da recibir mensajes como el tuyo. Es una lástima que las personas no puedan volver a sus lugares de origen con total libertad. Me hace muchísima ilusión que utilices este texto en tus clases, es todo un honor y me encantaría saber qué respuestas dan tus alumnos al leer el texto.
Un abrazo y muchas gracias a ti por estar ahí.
Gracias por este viaje especial, me ha encantado visitar estos lugares con ellas 🙂 Un post precioso!
Gracias a ti Maru por estar ahí siempre 😉
Bonita iniciativa, al final vamos a querer nacer en todos los lugares del mundo 😀
Hola Víctor! Recién vi tu comentario. Gracias por dedicarle una lectura, me alegra que te haya gustado lo que recolectó el alma curiosa esta. La verdad es que sí, al final vamos a querer nacer en cada lugar del mundo si sus embajadoras hablan cosas tan buenas de cada uno de sus lugares.
Precioso post de verdad, me ha encantado, me encantaría viajar a muchos de los sitios nombrados en este post.
Hola Alberto, muchas gracias, me alegra mucho que te haya gustado!!
Fantástico relato, bonito, interesante, curioso y muy Yin 😉 Me ha gustado mucho pasear con ellas. Ahora me pregunto ¿qué le diría yo a esa alma de nuestro país?… Me dejas pensativa 😉 Gracias por compartir. Un abrazo para ti y para las cicerones de almas.
Hola!! Me alegra muchísimo que te haya gustado, esta es de las entradas que más me gusta crear en mi blog, por lo que la satisfacción es aun mayor cuando los leéis y os gustan.
Las preguntas del alma del relato son muy certeras, jeje, es bueno intentar responderlas.
Un abrazote!